sábado, 27 de enero de 2024

POEMASH ESPECIAL RAÚL NÚÑEZ

Otra de las joyas que Rodrigo Córdoba manufacturó para Vinalia Trippers fue este POEMASH ESPECIAL RÁUL NÚÑEZ, con portada de Silvia D.Chica, que incluimos en el Nº 10, PLAN 9 DEL ESPACIO EXTERIOR, y que podéis leer gratuitamente en el siguiente enlace:


Un brindis desde la Tierra para ambos, 
Raúl y Rodrigo, que están en los Cielos.

sábado, 4 de febrero de 2023

PLAN 9 DEL ESPACIO EXTERIOR por RODRIGO CÓRDOBA



Hoy mis colegas del gremio hacen un homenaje a Rodrigo Córdoba en el Aleatorio de Madrid, y no se me ocurre mejor tributo, desde mi orilla, que regalaros otra de sus maravillas, Plan 9 del Espacio Exterior, con portada de Miguel Ángel Martín, que diseñó y maquetó con sus mejores latidos: a tu salud, Rodrigo:


viernes, 27 de enero de 2023

HOMENAJE A RODRIGO CÓRDOBA


Es importante que sepáis que este espacio abierto, generado en memoria de Rodrigo Córdoba está a vuestra disposición y para todas aquellas y aquellos que de un modo u otro queramos rendirle homenaje, de la manera que estimemos oportuna, por ello esa noche habrá un micro abierto, para también dedicarle nuestra amistad.

Además, se montará una mesa editorial con el fondo de libros editados y publicaciones de Zoográfico, que Rodrigo dejó en vida, que es amplío y magnífico. No está de más apuntar, que las ventas generadas por este motivo están destinadas a satisfacer la situación de la pequeña Violeta, hija de Rodrigo. De igual modo, también existe la posibilidad de donaciones económicas, por Bizum 646 62 00 20 o bien, a través de este núm.ctta ES33 2103 7269 3 5 0040000891 que ejercen como caja de resistencia, para quienes así lo deseen o no puedan acudir esa noche.

Os recordamos:

“ESPACIO ABIERTO” Homenaje a Rodrigo Córdoba
LUGAR: Aleatorio Bar
Calle de Ruiz, 7, Madrid.
DÍA: 4 de febrero
HORA: 21:00

sábado, 24 de diciembre de 2022

TRIPPERS FROM THE CRYPT por RODRIGO CÓRDOBA



He hecho tantas cosas en mi vida en lo tocante a la literatura, que la verdad sea dicha, de muchas ya ni me acuerdo: libros, prólogos y epílogos, cientos de presentaciones, jam y lecturas, antologías, entrevistas, ensayos y artículos, festivales, blogs y reseñas, y qué sé yo, a estas alturas de la película, qué más... Pero hay una que tengo siempre presente y jamás olvido: VINALIA TRIPPERS, donde se dieron cita, a lo largo y ancho de más de dos décadas prodigiosas, los mejores cerebros de mi generación.

RODRIGO CÓRDOBA se encargó de dar forma a su segunda época, con joyas como TRIPPERS FROM THE CRYPT, con espectacular portada de Mik Baro, que ahora, como regalo de Navidad y en su memoria, podéis videar y leer gratuitamente en este enlace:


Con el suplemento MASTER OF HORROR añadido:


Cambian los tiempos, los disfraces 
de los emperadores y los mandarines del reino:
los latidos de algunos corazones no.

Salud, Rodrigo.

Vicente Muñoz Álvarez

martes, 6 de diciembre de 2022

REGRESIONES EN LA NUEVA CRÓNICA



"En los 80 todo estaba permitido si era creativo"

Vicente Muñoz acaba de publicar una edición corregida y ampliada de su emblemática publicación de 2015 ‘Regresiones’, una novela autobiográfica que es también una crónica del León subterráneo y alternativo de los ochenta que vivió una verdadera eclosión cultural.

La Nueva Crónica /Joaquín Revuelta | 01/12/2022

Ante una primera pregunta un tanto imprecisa sobre el género al que pertenece ‘Regresiones’ (Literaturas Com Libros, 2022), su autor, Vicente Muñoz, quiere aclarar que al igual que la anterior ‘Regresiones’ (Lupercalia, 2015) «es una novela de no ficción porque es absolutamente autobiográfica. Casi toda mi obra lo es, pero esta en concreto cuenta mi experiencia entre los 70 y los 90. Arranca cuando soy niño, se centra básicamente en el León de los 80, en la movida musical, etc, y termina más o menos en los 90», señala Muñoz, cuyo libro es una revisión ampliada de la emblemática publicación de 2015. «Han pasado siete años y la editorial que lo publicó, Lupercalia, cerró. El libro se agotó y hoy es prácticamente inencontrable. Durante estos siete años he seguido escribiendo otras muchas cosas, pero hubo bastantes textos que salieron al hilo de este libro. Algunos habían quedado fuera de la primera edición, luego otros los escribí durante este periodo y le iban como anillo al dedo. Creo que es el broche perfecto. Siete años después, como que se cierra un círculo, y quiero pensar que la novela está ahora más completa y definitivamente terminada».

‘Regresiones’ discurre mayormente por el León subterráneo de los años 80, una época que Vicente Muñoz no duda en describir, al menos desde su experiencia personal, como hiperactiva, muy ilusionante y de una creatividad absoluta. «Si tuviera que definirlo en dos palabras diría creatividad absoluta, por la gente que era creadora, obviamente. Había más grupos musicales que nunca, mucha actividad en todos los frentes y un montón de bares alternativos. En los 80 todavía estaba empezando a escribir, pero como bien sabes era músico de una banda de rock, Veredicto Final, por lo que viví en primera persona aquellos años que fueron una locura colectiva a nivel musical. Aparecieron un montón de grupos, desde los más conocidos y que están en la mente de todos, Cardiacos, Deicidas, Positivos, Ópera Prima, Flechazos, hasta muchos otros que como nosotros han dejado algunas grabaciones. Recuerdo salir cuatro veces a la semana a ver conciertos en directo y la verdad es que para un chico de 20 años aquello era realmente fantástico».

El libro se prolonga hasta los 90, una época de mayor normalidad que difería de la efervescencia cultural que caracterizó la década anterior. «Con la llegada de la democracia hubo una eclosión de actividad creativa que no había tenido ni antecedentes ni parangón en cuarenta años. Toda esa actividad eclosionó, por lo menos en las pequeñas capitales de provincia, León incluida, en la primera mitad de la década de los 80. A partir de los 90 todo se normalizó, por decirlo de alguna manera. Esa libertad que nos otorgó la democracia se convirtió en la norma y quizás en los noventa digamos que se consolidaron todos estos parámetros alternativos que habían explotado con un carácter mucho más festivo en los ochenta. A partir de ahí se estandarizó y se hizo norma. Sin embargo a principios de los ochenta, sobre todo cuando empezaron a salir las primeras bandas de la Movida, Siniestro Total, Aviador Dro, Parálisis Permanente, a nivel musical era pasar de los abrigos Loden a las chupas de cuero, de los flequillos yeyé a las crestas de los punkis, a los siniestros y a los góticos. Aquello era básicamente muy muy divertido, al menos para los que lo vivimos en primera línea y bailamos en todos aquellos conciertos de La Tropicana, de La Mandrágora o del Toisón por supuesto».

Vicente Muñoz cree que el nacimiento de la Universidad de León, a finales de la década de los setenta y principios de los ochenta, contribuyó a crear aquel caldo de cultivo en el sentido de que la gente ya no tenía que irse fuera para empezar o terminar sus estudios universitarios. «El principal factor es la presencia. Aquí empezamos a poder quedarnos gente que a partir de los 18 antes no estaba dentro, con lo cual se creó una generación de gente con formación universitaria que pudo apoyar precisamente a todos esos movimientos. También recuerdo, al hilo de tu libro, aunque yo entonces estaba más centrado en la música, las inolvidables sesiones del Cine Club Universitario en Empresariales. Yo recuerdo haber visto las mejores películas de mi vida de aquella época, ‘Tras el cristal’, ‘Angustia’, etc, en aquel cine que tenía algo de culto. No era ir al cine sino a ver ‘Arrebato’ de Zulueta, que era como decir que estábamos empezando una España nueva, que fue realmente lo que sucedió, comenzó una España nueva que en aquellos años se desarrolló en toda su plenitud, con un espíritu totalmente de celebración, festivo, y por supuesto la Universidad contribuyó a consolidar aquel movimiento», sostiene el autor de ‘Regresiones’, que comparte la impresión de que aquel período no se halla suficientemente documentado. «Efectivamente y es muy sorprendente. Aunque me salió del corazón, cuando escribía este libro me sentía de alguna manera cronista de una época. En este sentido ‘Regresiones’ es una novela autobiográfica con aires de crónica. A nivel musical se ha escrito mucho en artículos y se ha hablado mucho de Los Cardiacos, Los Flechazos y otros grupos punteros, pero a nivel literario no hay ningún libro que hable de aquellos años ochenta que fueron absolutamente deslumbrantes. Por eso te digo que escribiendo el libro me sentí cronista, lo primero de aquella movida musical, pero también del León de esa época».

Con los noventa se acabó la fiesta y llegó el desencanto. Así lo reconoce Vicente Muñoz en la última parte de ‘Regresiones’. «Viene a hablar un poco de eso, de cómo toda aquella idea tan libertaria, tan festiva –no sé si es por la evolución natural de cualquier proyecto de este calibre– fue apagándose. Todas las revoluciones culturales se quedan un tanto cortas en cuanto a las expectativas generadas. Y más en concreto la nuestra, porque aquella libertad y aquella creatividad que se dio a partir del año 75 se ha venido abajo. No existe un momento histórico desde entonces en el que estemos más controlados, en el que haya más tabús y absolutamente temas intocables como este presente. Todo lo que hicimos en los ochenta sería prácticamente impensable en estos momentos. Tuvimos la suerte de vivir aquella libertad, para lo bueno y para lo malo, a veces se mal interpretó, otras se aprovechó, pero desde luego nuestro presente no tiene nada que ver con aquellos ochenta, donde todo de alguna manera estaba permitido si era creativo. Por desgracia no se parece a este presente en el que estamos amordazados por la reeducación que nos quieren meter desde las administraciones».

Vicente Muñoz reconoce haber concebido ‘Regresiones’ como «un broche» a la primera edición, «precisamente por esa idea que te he comentado de que me parece una crónica del León subterráneo y alternativo de los 80 y porque me parecía que habían quedado todavía algunas cosas por contar. Esta editorial está reeditando mi obra en prosa, pero ‘Regresiones’ no es una reedición sin más. En realidad es una edición ampliada y revisada, donde he incorporado algunos capítulos que me parecía que en su día no había desarrollado lo suficiente. La idea es que quede ahí y en cierto sentido es un poco mi legado a esta ciudad que centra toda mi obra».


miércoles, 19 de octubre de 2022

RODRIGO CÓRDOBA QUE ESTÁS EN LOS CIELOS



La segunda época de Vinalia Trippers no hubiera sido posible sin el impulso y aliento del editor Rodrigo Córdoba: de él fue la idea de resucitar en el año 2009 el fanzine, él se encargó del diseño, la maquetación, la impresión y la distribución, y de volver a encender su llama... Plan 9 del Espacio Exterior, Trippers from the Crypt, Spanish Quinqui, Duelo al Sol, Helter Skelter y Del fondo, con sus correspondientes Poemash, Especial Raúl Núñez, Master of Horror, El Ángel, Deseo de ser Piel Roja, Santa Sangre y Dolores de Poesía en los bares, fueron las joyas que nos regaló, además de su generosidad y amistad, su casa y su corazón... Editor, también, de Zoográfico Ediciones, que catalizó a los mejores cerebros de nuestra generación, e impulsor de la más elegante cultura subterránea del foro, la notica de su trágica muerte nos deja huérfanos y de luto para toda la vida... Buen viaje, hermano, allá donde ahora estés: que la Tierra te sea leve.

Vicente Muñoz Álvarez

sábado, 20 de agosto de 2022

MALOS RECUERDOS por JESÚS PALACIOS



Ahora que está otra vez tan de moda reivindicar el cine y, en general, el pasado quinqui en nuestra cultura popular, nos ha parecido oportuno rescatar este breve pero intenso texto, publicado originalmente en el estupendo fanzine leonés Vinalia Trippers, en su especial Spanish Quinqui, editado en 2013 con portada del siempre grande Miguel Ángel Martín, en el que tuve la fortuna de colaborar, como en otras ocasiones gracias a la amable invitación de Vicente Muñoz Álvarez, uno de sus principales responsables, escritor, poeta y figura fundamental de la contracultura en la capital leonesa. Espero que aporte una visión distinta del fenómeno, algo menos sentimental y nostálgica que la habitual en muchos de entre quienes no vivieron los “viejos buenos tiempos” de El Torete, El Vaquilla y los demás:

La mitología quinqui me produce profundos sentimientos de amor/odio. O solo de odio, no sé. Es cierto que las películas de José Antonio de la Loma y Eloy de la Iglesia, aparte de algunas otras que se apuntaron al carro, como Deprisa, deprisa de Saura, constituyen un fenómeno popular fascinante. Un genuino cine de género hispano, con profundas raíces en una coyuntura sociocultural, cuyos ecos siguen resonando en nosotros a día de hoy. Un cine comercial, del pueblo y para el pueblo, con algo de serie negra, algo de denuncia social y mucho de exploitation, que dicen los anglos. Un encuentro singular entre realidad y cine, como demuestran El Torete o El Vaquilla, antihéroes del género tan auténticos como la vida misma. El problema, de hecho, es que son demasiado auténticos para alguien como yo, que vivió su infancia y adolescencia en los 70, en el madrileño y satánico Carabanchel Bajo, junto a la Calle de la Vía, en un lugar llamado Colonias Experimentales… El problema es que yo conocí a los héroes del cine quinqui en mis propias carnes. Y no era nada divertido.

Recuerdo cuando cruzar la Calle de la Vía, hoy saneada y urbanizada como una absurda distopía residencial, era arriesgarte a perderlo todo: la bici, la paga, los chicles, el balón, la cartera (del colegio, claro), los cromos, los libros de texto. Y hasta la vergüenza (o sea, los pantalones). Recuerdo cuando pagabas un impuesto revolucionario por salir de clase, en el Colegio Nacional República del Ecuador, en mitad de un descampado, para volver a casa entero, con todos tus bienes y sin un ojo morado. Recuerdo cuando, una vez, apenas pudimos escapar ―éramos cinco o seis chavales―, de “las ruinas”, como llamábamos a otro descampado próximo coronado por un bloque de edificios sin terminar, ominosos esqueletos prehistóricos de hierro y cemento, acosados por una pandilla de quinquis que se divertía arreándonos pedradas y amenazándonos con palos y navajas. Me acuerdo de compañeros quinquis, ya en octavo de E. G. B. y en los primeros años de B. U. P., de los que me hice “amigo”, para que me protegieran de sus colegas ―esos “colegas” de Eloy de la Iglesia―, y de ellos mismos. Les compraba por veinte duros libros y cómics robados en grandes almacenes, y así les ayudaba a pagarse el caballo suyo de cada día. A veces, les sacaba anfetas de la farmacia sin receta, porque yo era payo y tenía cara de bueno.

Pero lo peor es que me acuerdo de cómo me alegré cuando empezaron a caer. Me alegré cuando uno se mató en el metro, saltando de vagón en vagón, perseguido por la poli. Me alegré cuando comenzaron a quedarse en los callejones, en las chabolas abandonadas, con la jeringuilla colgando del brazo, pálido y lleno de agujeritos. Me alegraba, cada vez que sabía de alguno que se estrellaba con la moto. Me alegré cuando supe que La Banda del Cobeta ya no tenía Cobeta, porque lo habían enchironado (y la palmó allí)… No, no me gusta demasiado el cine quinqui. Salvo los finales de las pelis, claro. Esos sí. Esos los sigo disfrutando hoy.

Jesús Palacios


domingo, 17 de octubre de 2021

VIAJE A LA ERA PULP



Diario de León, 17-10-2021

Entrevista por José G. Cordonié

Vicente Muñoz Álvarez lleva más de 30 años dejando un rastro de tinta underground a su paso, con una versatilidad absoluta que le hace diferente a todo lo demás que se publica en este país, a la vez que le convierte en creador de un camino donde muchos otros le siguen.

Poeta, escritor de novelas, cuentos y ensayos, con una vocación a echar la vista atrás, en la literatura, en el cine y en la música, aunque siempre con un ojo puesto en el horizonte de lo que ha de venir.

- Cada uno de tus libros es distinto a los anteriores, a pesar de que todos ellos tienen en común la huella de estar escritos al margen, en esa zona en penumbra que se forma entre la luz y la sombra. Eso es algo que encontramos en estos relatos, sobre todo en el tipo de personajes que “merodean” entre sus páginas, en esa “Era Pulp” que avanzas en el título. ¿A qué se debe el título del libro? Las setas y otros relatos de la Era Pulp (Versátiles, 2021).

- Con “Era Pulp” me refiero a la época dorada de la prensa contracultural y la literatura subterránea en este país, la década de los 90 del pasado siglo, en la que proliferaron las revistas y fanzines de tendencia underground, especializados en cultura alternativa, que propiciaron un tipo de literatura transgresora y crítica, desprejuiciada y ajena por completo al canon oficial imperante. Como editor de Vinalia Trippers, viví esa etapa muy intensamente, conociendo a cientos de escritores afines y colaborando en docenas de revistas, antologías y proyectos paralelos, y este libro es un homenaje a aquellos años y aquella manera de entender la literatura y el mundo. Las Setas, por otro lado, es el título del relato que abre el libro, publicado originalmente en el primer número de Vinalia Trippers en 1996, cerrando simbólicamente, veinticinco años después, el círculo.

- En este libro recopilas 30 relatos, escritos a lo largo del tiempo y en distintas etapas literarias, desde los años 90 hasta ahora. ¿Cómo se consigue la coherencia del conjunto?

- Independientemente del estilo y la temática de cada relato, que varía con el paso de los años, he elegido para esta antología en concreto los más viscerales y truculentos, fiel al espíritu de la literatura pulp norteamericana, básica en mi formación. Ese es, digamos, el hilo conductor del libro, al margen de las peculiaridades de cada relato.

- Hofmann, Carver, Baudelaire, Bukowski, Céline Kerouac, Burroughs, Bernhard, Pavese, Fante, Blackwood, Poe, Hammet, Dick… son algunos de los autores que citas en estas páginas y que, de una manera u otra, también te acompañan en otras obras. ¿Qué debes a ellos en tu literatura?

- Básicamente, una manera de escribir transgresora, sin filtros ni ataduras, subversiva y no complaciente, al margen de los tejemanejes del mundo. La valentía de contar la realidad tal cual es, o al menos como tú la ves, guste a quien guste y pase lo que pase luego. Ese es el tipo de escritor con el que más me identifico.

- No obstante, se dice que las principales influencias que se tienen a la hora de escribir son de aquello que tenemos alrededor y de uno mismo. En los relatos de este libro nos encontramos con alguno que parece tener algún tinte autobiográfico (Sesiones de espiritismo, Deseo de ser Bruce Lee, Historias para no dormir, El Paseo, Calor…). ¿Te inspiras en alguno de ellos en vivencias propias, algún recuerdo, o son simple ficción de realismo cotidiano?

- Aunque este libro incluye algunos relatos de pura ficción, la mayoría son autobiográficos, algunos de los que citas, incluso, al pie de la letra. De hecho, me considero por encima de cualquier otra etiqueta un escritor autobiográfico, y casi todos mis libros, sobre todo los de poesía, lo son.

- ¿En qué crees tú que consiste el realismo literario en tus libros?

- Me gusta retratar y cuestionar el mundo que me rodea, y hacer literatura de mi propia vida y experiencias. Esa es mi mayor fuente de inspiración.

- En tu literatura, y también en estos relatos, se percibe en ocasiones el fracaso de lo cotidiano, la frustración social. ¿Es esto un signo de que la sociedad nos lleva al desencanto?

- Esa sensación gravita, me temo, sobre toda mi obra, y es uno de sus motores básicos: cómo la sociedad, el Estado de Bienestar, el capitalismo, la política, la manipulación, nos llevan finalmente al nihilismo y el desencanto.

- Algo que es evidente es tu amor y afición por el cine, principalmente por las series B y Z, las viejas películas de terror, el giallo y el cine de culto. De hecho, has escrito la maravillosa trilogía Cult Movies, donde nos acercas a ese tipo de películas marginales que, al menos, se deberían visionar una vez en la vida. Además de las referencias directas a alguna película o género, o de alguno de los temas tratados en tus relatos, ¿crees que el cine infiere también en tu manera de escribir?

- Es, de hecho, una fuente de inspiración fundamental para mí, y más aún ese tipo de cine que mencionas: desde niño me he criado con él, soy un cinéfilo empedernido, y mis libros están llenos de referencias y guiños al cine de culto.

- En Las setas y otros relatos de la Era Pulp reúnes algunos de tus relatos más significativos en tu trayectoria literaria, incluyendo también algún cuento inédito. Algunos fueron publicados en fanzines o en libros anteriores. ¿Has buscado con esta edición hacer una retrospectiva de tus relatos? ¿Cómo ha sido la elección de los mismos?

- Como explico en la nota preliminar del libro, la mayoría de los relatos que incluye este volumen fueron publicados inicialmente en fanzines y revistas literarias de los años 90, y posteriormente en varios de mis libros de cuentos, Marginales, Perro de la lluvia, Los que vienen detrás, El merodeador, Regresiones, etc. También hay algunos inéditos, olvidados en el baúl de mis recuerdos y rescatados aquí como rarezas, Saudade, por ejemplo, y otros diseminados en antologías colectivas a lo largo del tiempo. Efectivamente, he querido rescatar para este volumen mis relatos más representativos de aquel período, dispersos en un montón de sellos editoriales y ahora por fin reunidos en esta edición de Versátiles.

- En tu obra encontramos poesía, relato, novela, ensayo... ¿Cómo decides utilizar un género u otro al enfrentarte a un nuevo proyecto?

- En mi caso, cada libro tiene su propia voz y formato, que se manifiesta ya en la primera línea, sin tener que forzarlo ni elegirlo, fluidamente y sin premeditación. Cómo lo decido, la verdad, no lo sé, me pongo a escribir y encuentro la forma, misterios de la creación...

- ¿Construyes tus libros con planes previos o van saliendo de manera instintiva?

- Casi siempre, como te comentaba, de modo instintivo, sobre la marcha e improvisando, según hacia dónde me lleve el texto. Aunque otras veces, también, con una cierta estructura, sobre todo en mis libros de ensayo. La trilogía Cult Movies, por ejemplo, sí responde a un plan previo: reseñar una serie de películas que a mi juicio nadie debería perderse y a mí me impactaron. O El tiempo de los asesinos: semblanzas de algunos escritores malditos, que igualmente planifiqué. Pero normalmente, sobre todo cuando escribo poesía, no.

- ¿Cómo definirías tu estilo literario?

- “Realismo existencial”, tal vez.

- Sabemos por alguno de tus libros y de tus posts en redes sociales que, a pesar de tu dedicación a la literatura, lo que te da para vivir es tu trabajo comercial como representante de calzado. Nos hablas de tus rutas, de las dificultades de la venta, del tiempo de desconexión con la escritura. ¿Cómo te enfrentas a estos espacios de tiempo sin escribir? ¿Son tiempo de creación sin llevarla al papel, o tomas notas?

- Efectivamente, ese es mi otro oficio, el que realmente me da de comer, y una de las fuentes básicas de mi inspiración a la hora de escribir: el mundo del calzado y el comercio, del capitalismo salvaje en mis temporadas laborales (otoño y primavera), frente a la introspección y reflexión de la literatura (verano e invierno), y la dialéctica que ambos oficios provocan. De ahí, tomando notas, salió Días de ruta, un libro clave en mi trayectoria, y sus dos secuelas, Travesía y Haga lo que haga en la Tierra, que integran la trilogía La llama encendida, además de muchos otros poemas y relatos dispersos en mis libros.

- Y una vez de regreso de la ruta, ¿cuánto tiempo dedicas a escribir?

- Todo el que me siento inspirado para hacerlo, a veces mucho, otras poco y otras nada, según las circunstancias. Tiempo, también, para leer y ver películas, pasear por el bosque, ensoñar y amar, entre otras cosas de mucho poder.

- A pesar del importante número de libros publicados (más de veinticinco), no has tenido la oportunidad de acceder a una de las grandes editoriales que generan una buena proyección comercial. ¿Es esto ser un escritor underground? ¿O ser un escritor underground es lo que te lleva a sellos editoriales más pequeños?

- Yo creo que ambas cosas a la vez. Publicar en pequeñas editoriales tiene sus ventajas e inconvenientes, y según tus aspiraciones y metas, optas por ellas o no. Personalmente, yo siempre me he encontrado a gusto en editoriales independientes, en parte porque vivo de otra cosa y no tengo la presión de tener que depender de las ventas de mis libros, y en parte también porque soy consciente de que mi literatura no es para todos los públicos, la poesía no es para todos los públicos, la prosa confesional tampoco, y menos aún cuando ambas llevan el sello de la crítica social por bandera. Acceder a grandes editoriales tiene sus servidumbres, no poder escribir cómo y de lo que realmente quieres, en primer lugar, y tener que llevar un tipo de vida pública que a mí personalmente no me interesa. Prefiero, ya de puestos, vender zapatos, pero escribir lo que realmente siento y quiero, tenga o no proyección comercial.

- ¿Cómo ves el mundo editorial en España?

- El que yo conozco, en el que publico y me muevo, que es precisamente el de las pequeñas editoriales, en un momento muy prometedor y activo ahora mismo, con muchos sellos haciendo y publicando cosas muy interesantes: Versátiles, Canalla, Chamán, Eolas, Boria, Aloha, Zoográfico, LcLibros, etc, etc.

- Vivimos tiempos difíciles donde la pandemia ha modificado muchas de nuestras costumbres y rutinas, nuestra manera de trabajar y enfocar nuestro día a día. ¿Cómo piensas que ha afectado la pandemia a la literatura y a la cultura en general?

- Supongo que nos ha hecho aún más conscientes de la fragilidad del mundo en que vivimos, de lo efímero y pasajero de todo, y de lo aleatorio de nuestro paso por la Tierra. Todo ello malo para nuestra psique y cordura, sin duda, pero seguramente bueno para la creación. El tiempo lo dirá.





miércoles, 8 de septiembre de 2021

VINALIA & LAS SETAS en HOTEL MARGOT (20 MINUTOS)



El viaje en el tiempo ha comenzado. La editorial Versátiles pone el vehículo y Vicente prepara obsequios para elois y morlocks. Relatos atrapados en el ámbar del papel grapado y las fotocopias, que vuelve frente a nuestros ojos dispuesto a infectarnos de nuevo. Generaciones que escribimos cartas, que hicimos fanzines. Generaciones de dos canales, de máquina de escribir. Generaciones que empezaban a ver el Cinexin como una antigualla. No se puede decir que los fanzines, reconvertidos a la era digital superan el regusto de lo analógico para ser el cauce definitivo. Escapa de la tinta fabricada con bits, los pop y los antipop, Dios, el diablo, Perdidos, los tebeos de Vértice, los beatniks, las pelis de serie Z, Poe, el boxeo, Raúl Núñez, El ángel, las tripulaciones que derrocan al capitán… al final todos volvemos a Vicente Muñoz Álvarez porque es el único que dice la verdad. Y eso sí que no es nuevo.

Los relatos que conforman este libro de Vicente nos devuelven efluvios y recuerdos de una época en la que todo era más sencillo y apasionante, cuando un sello valía algo y un sobre enviado era la medida del tiempo. Cuando uno tenía ilusiones fúngicas sacadas de exabruptos de H.P. Lovecraft, tener el deseo de ser el último hombre vivo sobre la tierra, sea Charlton Heston o Vincent Prince. Encontrar apetitosa una argamasa postapocalíptica como un Ricardo Piglia sin aspiraciones cosmopolitas. Escapar de mujeres escandinavas — como en un reverso oscuro del doctor Trífero, que amanecería mil años después de aquello— y ser un visionario con cierre magistral. Para Vicente el objetivo nunca fue llegar, siempre estuvo en el camino, allí es donde alcanza una mayor dimensión su literatura, donde sitúa a Dashiell Hammett en las calles de Gotham, podrido de miedo y lujuria. El relato sobre Blanca Li tiene algo de terror cósmico mezclado con la vulgaridad de From Hell, pero construye un relato como quien construye una maqueta de la historia de un detective, con su escenario de cartón y sus personajes de plástico en miniatura y, como quien no quiere la cosa, dejar caer un muñeco barato y con hambre atrasada. Detectives borrachos de tópicos y cercanos al paraíso para los que no les gusta salir de sus casas. Un tirito rápido, una glencha para despertarse y sin querer desvelar el misterio, imagen a lo Robert Bloch con una leve erección matutina.


Todos los que vivíamos en la época de los videoclubes sabemos que no había nada como una buena portada. Lo de dentro daba igual. Era como las cintas para spectrum, que tenían mejor portada que jugabilidad. Por eso Fiesta de los Maniquíes, con ese guiño al ángel Coppini, el poeta del aislamiento pop, Vicente atrapa en una cápsula de giallo, con Lucio Fulci fumando puros con Chicho Ibáñez y la música de los Goblins, con esos colores cárnicos excesivos, como una película de Super-8 expuesta hasta el límite de la locura.

La misma que atrapa al lector de Marvel cuando escucha las historias de los bosques donde habitaba Lobezno o el peyote con el que el Llanero Solitario impregnaba sus balas — hay gente que dice que era mercurio fundido, que provocaba la muerte lenta —, como si Aldous Huxley se hubiera postulado a ser parte del “Círculo Lovecraft” enviando hojas amarillentas impregnadas de distintos químicos.


Uno de los mejores relatos del libro es El lunar, porque no necesita más que un poco de cotidianidad, te coloca frente al abismo del protagonista, huevo de pascua en la historia, que simplemente intuyes que se encuentra en una situación complicada, un poco de la especia preferida de Stephen King — la chispa inesperada del terror un día cualquiera — y la polaroid se ha revelado sin darte tiempo para saber hacia qué abisal final nos ha lanzado el cuento. Fascinante. Solo para drugos, El juego, es otro de los textos fundamentales del libro. Parte de la España de Eloy de la Iglesia, como telón de fondo, jeringuillas como ortigas, desvaneciendo la inocencia del mundo analógico. El relato desbocado, que te hace enmudecer, con dejes a lo Cortázar, rompiendo los huesos del escenario mientras, de nuevo, el mundo se agrieta bajo nuestros pies y lo regamos con sangre joven.

En Magia nos encontramos un poco del animismo de culto pagano, el monstruo integrado en la sociedad, ensamblar la existencia real con el abismo, la momificación de la víctima, cuando no existía enfermedad ni cultura de cancelación, cuando se admitía todo porque cada uno elegía lo que consumía. En este libro, que sirve a la vez como recuerdo y como recordatorio, encontramos que hemos dejado que los tabúes desaparezcan de nuestro alrededor, no por su condición maligna, no… es una cuestión de corrección política. Estamos tan contaminados de ella que todo asomo de romper con lo establecido queda reducido al ámbito de la literatura subterránea. Ahí encontraremos la libertad para dejarnos llevar hacia la oscuridad. Ya solo se permite fumar en los poemas. La maldad, la corrupción, el sadismo en primera plana de las redes sociales y la prensa del corazón y la experimentación, los hombres de las praderas, la electricidad, escondidos en los restos de la materia que circulaba por cartas sin remite alrededor del mundo.

Fito Páez en Rosario (Osario de los tristes) aporreando el piano de su abuela, pronto fantasma trágico en la ciudad de pobres corazones, creando ambientes de ultratumba en vivo para el pase por televisión de alguna pieza de Ibáñez Menta. La mala semilla, suministro y fiemo nutriente de la pesadilla, entre Poe y Narciso. Entre la barriga de Alfred Hitchcock y los domingos de los primeros noventa, con Noche de Lobos en Antena 3. Antena 3 era joven y yo un niño, mi padre me dejaba ver solamente qué película había elegido Juan Luis Goas: “Buena luna, criaturas de la noche”.

Hay mejores y peores. Por eso cuando uno es bueno te lo crees. Quizá ha envejecido peor Cuento urbano, no por el desarrollo, más bien por la temática. Pinta de Innsmouth nos demuestra que todos somos hijos de los folios en blanco, de las cuartillas amarillentas, de la tinta negra cubriéndolo todo —lo único negro, por cierto, que se permitía H.P. Lovecraft. Aquí, en Motel Margot, seguimos sin juzgarle—, esos sobres desgarrados con el abridor, acumulados en cajas de zapatos, conteniendo toda la memoria prohibida del mundo, listos para ser enviados, como esporas, de un lugar a otro del globo. Y el sueño. El lugar del miedo de los ochenta. Heredado hasta hoy. Dmtfagos, entre Alien y Freddy Krueger pasando por las vainas de La invasión de los ladrones de cuerpos.

En el S.XIX los territorios desconocidos eran los continentes inexplorados, en el XX el espacio silencioso donde nadie escucha tus gritos y hoy la internet profunda, donde la sepsis es inmediata en el momento que te conectas.

No podía faltar la adictiva presencia del láudano entomológico, el pico televisado entre David Cronenberg y la máquina blanda o el yuppie pasado de turbina que corta con sangre el perico y lo toma directamente de la cuchilla. Una tarde de agosto y El farolito han vuelto a mi vida. Llevaban ocultas en algún pliegue de memoria profundo. Entre los Zona de Obras y los Monográfico. Allí donde siempre soñé con publicar algún día. Donde Vicente, de alguna manera, nos abrió el camino a todos. Los que queríamos estar al margen, pero queríamos estar. Trabajar y teclear, como una banda de garaje bien engrasada, surfeando con los Cramps, enamorados de Silvia Superstar, apurando en Escena doméstica en el bar de un barrio obrero tiene algo de la escena inicial de El crack de José Luis Garci. Más auténtico que Tarantino.

Otro de los grandes relatos es Una vida modelo. La menos pulp de las historias, la que no tiene más referencias que la que puede uno obtener de los días que salen de una fotocopiadora estropeada. El entrañable Vicente en León, con Bruce Lee y que nos recuerda la que es, en mi opinión, su obra cumbre Regresiones — editada en 2015 por Lupercalia— o El paseo, también, de algún modo emparentada con esa época más personal, de diario novelado, también Calor o Mirantes. Una manera de dejar su impronta más confesional entre las transgresoras historias del libro.

Las setas y otros relatos de la era pulp es un catálogo de obsesiones, un almanaque de unos años que desaparecieron en un parpadeo, cuando parecía que iban a ser eternos, una manera de traer a esta línea del tiempo extrañas escenas olvidadas mientras la distopía sigue con hambre.

Octavio Gómez Milian,
Motel Margot, 20 Minutos




martes, 6 de julio de 2021

LAS SETAS Y OTROS RELATOS DE LA ERA PULP en DIARIO DE LEÓN



Vicente Muñoz. MARLUS LEON

El escritor leonés Vicente Muñoz
publica sus relatos más truculentos

Diario de León, 5/7/2021

El escritor leonés Vicente Muños publica Las setas y otros relatos de la Era Pulp (Versátiles Editorial ), donde reúne 30 relatos, de los más viscerales y truculentos que ha escrito desde la época de Vinalia hasta la actualidad.

En esta colección de relatos Vicente Muñoz invita a un viaje narrativo en el que traslada al lector desde aquellos convulsos y encendidos años 90 hasta nuestros días. Relatos envueltos en literatura y en cine a partes iguales, como un largo travelling literario que atravesara las páginas para llenarnos de aromas underground de venganza y tenebrosidad, de piel trémula y jadeo, de vino y opiáceos, de amor y sexo, de búsqueda y encuentro.

Como explica José G. Cordonié en el prólogo, «Vicente Muñoz Álvarez es partícipe de esa literatura de autor hecha con artesana autenticidad y honestidad inmensa, que nos hace llegar en cada uno de estos cuentos, con percepciones o visiones que van más allá del realismo cotidiano que aparentan de inicio, porque se entremezclan y derivan en ocasiones en un realismo fantástico o, incluso, en la más genuina ciencia-ficción».

En 1996, con los escritores Xen Rabanal y Silvia D Chica, y el ilustrador y diseñador Ángel Córdoba, Vicente Muñoz funda su propio fanzine, Vinalia Trippers, con una intención y filosofía bien definida: servir de plataforma para autores políticamente incorrectos —por las temáticas que abordaban o el punto de vista con que lo hacían—.

De esa época, que el escritor recuerda con especial nostalgia y cariño, datan la mayor parte de los relatos de esta antología, algunos inéditos hasta la fecha.

«Sangre, sexo, ultraviolencia, amor y desamor y crueldad y ternura, presentes siempre de un modo u otro en mi obra, es lo que aquí y ahora, queridos drugos, os vais a encontrar. Y el sello inconfundible de Vinalia Trippers», dice.




jueves, 17 de junio de 2021

VIVIENDO EN LA ERA PULP



A mediados de los años 90, antes de la era digital, cuando yo comenzaba a dar mis primeros pasos vacilantes como escritor, hubo una sorprendente eclosión de fanzines y revistas literarias que dieron buena cuenta de lo que por aquel entonces se estaba cociendo en el mundillo underground de las letras españolas.

En casi todas las ciudades surgieron publicaciones alternativas, al margen de los mass media y el canon oficial, de mayor o menor calidad y con muy diferentes puntos de vista y enfoque, que fueron el caldo de cultivo de la generación de escritores que llegó inmediatamente después. Y en casi todas esas publicaciones (con el Ajoblanco y sus secciones de prensa subterránea como modelo) se comentaba a su vez otras afines, creándose así un enorme entramado de contactos, intercambios y sinergias.

De los humildes y combativos fanzines de grapa y papel (algunos un simple pliego o folleto) a las más sofisticadas revistas de diseño y autor (con El Canto de la Tripulación por bandera), lo cierto es que la prensa literaria alternativa de aquel tiempo conoció un auge y desarrollo sin precedentes. Algo así como, salvando las distancias, la Movida musical de los 80, trasladada en este caso a literatura subterránea de los 90, donde el lema básico era “hazlo tú mismo”.

El vendedor de pararrayos, La vieja factoría, Atrocity exhibition, Kastelló, Monográfico, Annabel Lee, La semilla de Beleño, Parsifal, El pájaro de papel, Lúnula, Hielo negro, Zona de obras, La chica de la montaña, Iralka, Reloj de Arena, La torre de papel, Octubre, Alabastro, Apuntes del subsuelo, Media Vaca, Hojas literarias, Literbasura, Ojalatemueras, Lletra minúscula, Los pliegos del nadador, Vade Retro, P.O.E.M.A.S, Prima Littera, Cuadernos del matemático, etc, etc, fueron algunas de las revistas en las que por aquel entonces colaboré, enviando por correo postal, fotocopiados, mis primeros poemas y relatos.

Así hasta que en 1996, con los escritores Xen Rabanal y Silvia D Chica, y el ilustrador y diseñador Ángel Córdoba, fundamos nuestro propio fanzine, Vinalia Trippers, con una intención y filosofía bien definida: servir de plataforma para autores políticamente incorrectos (por las temáticas que abordaban o el punto de vista con que lo hacían) que no solían encontrar hueco en otro tipo de publicaciones de la época, y emular a la vez a las viejas revistas pulp norteamericanas, que habían sido de niños nuestro referente.

Durante dos largas y muy fructíferas décadas, hasta el último número (de momento) de la revista, Helter Skelter, con el que celebramos nuestro vigésimo aniversario, por las páginas de Vinalia Trippers pasó lo mejor y más granado de la literatura underground española, convirtiéndose en un referente de la prensa literaria alternativa de este país.

De esa época en concreto, que recuerdo con especial nostalgia y cariño, datan la mayor parte de los relatos de esta antología, algunos inéditos hasta la fecha, varios publicados en su día en las revistas que antes cité, y otros recopilados en los volúmenes Perro de la lluvia (Iralka, 1997), Los que vienen detrás (DVD ediciones, 2002), El merodeador (Baile del Sol, 2007), Marginales (Eje Ediciones, 2008) y Regresiones (Lupercalia, 2015).

Sangre, sexo, ultraviolencia, amor y desamor y crueldad y ternura, presentes siempre de un modo u otro en mi obra, es lo que aquí y ahora, queridos drugos, os vais a encontrar. Y el sello inconfundible de Vinalia Trippers.

Felices pesadillas

Vicente Muñoz Álvarez, 
de Las setas y otros relatos de la Era Pulp
(Versátiles Editorial, 2021)

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sábado, 12 de junio de 2021

LAS SETAS Y OTROS RELATOS DE LA ERA PULP: Prólogo por JOSÉ G. CORDONIÉ




BIENVENIDOS A LA ERA PULP

No habrá nunca en la literatura nada que supere la dificultad de condensación y desarrollo de una historia como un breve escrito que reúna la intensidad, el ritmo y la concreción adecuadas del relato o el cuento.

La brevedad del relato exige un trabajo minucioso de economía comunicativa donde aunar, en pocas palabras, aquello que se quiere contar al lector sin permitir que su atención descienda durante todo el trayecto al que nos invita la lectura. Este es el Arte de contar en su estado más puro, cuyos hilos Vicente Muñoz Álvarez conoce y maneja con diestra maestría desde hace muchos años -digamos que ya son treinta-, desde esos inicios en los años 90 en los que comenzó a desarrollar su necesidad de escribir en fanzines y en revistas que empezaban a irrumpir con fuerza y talento en el mercado literario en su batida más subterránea.

En esta colección de relatos, reunidos bajo el sugerente título de Las setas y otros relatos de la Era Pulp, Vicente Muñoz Álvarez nos invita a un viaje narrativo a través de 30 cuentos que nos trasladan desde aquellos convulsos y encendidos años 90 hasta nuestros días. Relatos envueltos en literatura y en cine a partes iguales, como un largo travelling literario que atravesara las páginas para llenarnos de aromas underground de venganza y tenebrosidad, de piel trémula y jadeo, de vino y opiáceos, de amor y sexo, de búsqueda y encuentro.
Vicente Muñoz Álvarez es partícipe de esa literatura de autor hecha con artesana autenticidad y honestidad inmensa, que nos hace llegar en cada uno de estos cuentos, con percepciones o visiones que van más allá del realismo cotidiano que aparentan de inicio, porque se entremezclan y derivan en ocasiones en un realismo fantástico o, incluso, en la más genuina ciencia-ficción.

Diversos tipos de realidad dentro de una realidad.

Una realidad donde Vicente Muñoz nos muestra esa literatura breve y de alta calidad de la que antes hablaba, en la que despliega su escritura vertical, permitiendo diferentes lecturas del relato; una primera más superficial, que te llega de inmediato y te golpea; y una segunda más profunda y sentida, que te asalta más tarde, casi de improviso, una vez que has finalizado el relato y éste se mantiene divagando en espiral por el inconsciente encontrando otros significados que ni siquiera buscaba. Narrativa de propio estilo con divinos aromas de la mejor literatura, sin atender a un único género, como podrían ser el realismo subterráneo y reflexivo de Bukowski, el entorno descriptivo y expresivo de Fante, el lenguaje jergal y sin tapujos de Céline, la creatividad espacial de Philip K. Dick, la oscuridad profunda de Poe, la mitología propia de Lovecraft, la magistral y concisa brevedad de Machen, o la vivencia descarnada de Lowry, además de la reformulación del ritmo y cadencia del sonido vibrante del proyector emitiendo en su luz una buena película de clase B filmada en 35 milímetros.

Este viaje que nos propone el autor es también un recorrido a lo largo de su trayectoria, a través de su piel escrita con rutas de palabra y tinta, de talismanes y regresiones, desde aquellos inicios de fanzine hasta su inconmensurable (y poco reconocida aún) labor en la literatura actual, en la que participa como poeta, narrador, ensayista y editor, siempre mostrando un alma generosa e íntegra de la que nos hace partícipes a los lectores habituales de sus libros, o incluso de sus blogs y de sus post en redes sociales, que complementan y completan su escritura, permitiéndonos una visión mayor del individuo, de su experiencia y de la transmisión de ésta como una actitud ante la vida.

Un escritor de culto, todoterreno, de corazón y alma, comprometido con la Literatura desde su núcleo, desde el lirismo del desarrollo de una idea, un poema o un relato, a la edición de una antología o de su mítica revista Vinalia Trippers.

Como ya dije, las narraciones de Las setas y otros relatos de la Era Pulp se desarrollan en una línea de literatura de autor, de urbanidad y fantasía, de tradición pulp, de mezcla sabia de escenarios y circunstancias, de una realidad que Muñoz abate para seguidamente reconstruir con su propio estilo, con tramas o argumentos que tal vez hayas podido encontrar en otros libros o películas, pero no de esta manera, porque en estas páginas se presentan dados la vuelta, sin clichés, con distintos lenguajes y puntos de vista.

Un libro que, seguro, no dejará indiferente a nadie. Y cuyos relatos seguirán deambulando mucho tiempo en vuestra cabeza por las noches tras su lectura.

¡Bienvenidos a la Era Pulp!

José G. Cordonié, prólogo a Las setas y otros relatos de la Era Pulp
(Versátiles Editorial, 2021)

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miércoles, 9 de junio de 2021

YA EN PREVENTA en VERSÁTILES EDITORIAL



En esta colección de relatos, reunidos bajo el sugerente título de Las setas y otros relatos de la Era Pulp, Vicente Muñoz Álvarez nos invita a un viaje narrativo a través de 30 cuentos que nos trasladan desde aquellos convulsos y encendidos años 90 hasta nuestros días.

Relatos envueltos en literatura y en cine a partes iguales, como un largo travelling literario que atravesara las páginas para llenarnos de aromas underground de venganza y tenebrosidad, de piel trémula y jadeo, de vino y opiáceos, de amor y sexo, de búsqueda y encuentro.


José G. Cordonié

Ya en preventa en la web de la Editorial:


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LAS SETAS Y OTROS RELATOS DE LA ERA PULP: Booktrailer.

viernes, 6 de marzo de 2020

MI VIDA EN LA PENUMBRA: Nota preliminar.



Los veinte relatos que integran Mi vida en la penumbra fueron publicados, en primitivas y diversas versiones, en el fanzine Vinalia Trippers a finales del siglo pasado, y en los volúmenes Perro de la lluvia y otros cuentos (Iralka Editorial, 1997) y Los que vienen detrás y otros relatos (DVD ediciones, 2002. Ilustraciones de Miguel Martín). 

La presente antología incluye una selección de mis relatos más representativos de aquel período, reescritos especialmente para esta nueva edición de LcLibros (la primera fue de Eclipsados en 2008), y propone una lectura conjunta de los mismos sustancialmente distinta. 

Sangre, sexo, ultraviolencia, amor y desamor y crueldad y ternura (presentes siempre de algún modo en mi obra), entre otras cosas, es lo que aquí y ahora, queridos drugos, os vais a encontrar. Y el sello inconfundible de Vinalia Trippers. 

Bienvenidos, pues, a esta penumbra: 


Vicente Muñoz Álvarez



lunes, 2 de marzo de 2020

MI VIDA EN LA PENUMBRA: Prólogo.



VICENTE MUÑOZ, VOZ DE LA PENUMBRA 

Ajeno a todas las modas, Vicente Muñoz ha construido un imaginario propio, que bebe de las mejores fuentes literarias pero se presenta como una voz original, un escritor que escribe lo que quiere cuando quiere. Mi vida en la penumbra es una apuesta decidida por el realismo, por la verdad o el hecho de que lo parezca, y en estos tiempos de tanto simulacro y tanto trampantojo, se agradece especialmente la narración firme de quien sabe lo que hace. 

Me gusta la convivencia constante de vida y literatura en su obra, me gustan las marcas que el día a día deja en su piel y en sus páginas, y me gusta que no descanse, que siempre esté ahí, observando y afilando su pluma, desafiando al tiempo, desafiándonos a todos nosotros. 

Un nuevo libro de Vicente Muñoz Álvarez, sea o no una reedición -corregida y muy modificada como esta- es siempre un acontecimiento celebrado por sus lectores y una nueva oportunidad para que nuevos públicos lleguen a él. Nadie mejor que él para hacernos pasar de la risa al miedo en un segundo, como la propia vida en la penumbra, claro. 


Ignacio Escuín Borao